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El film Antarctica – Domain One y la consolidación de la paz en la Antártida a través de Áreas Marinas Protegidas

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Por Dr. Rodolfo Werner

Science and Policy Advisor

Pugwash Argentina

Protecting Antarctica's Southern Ocean

Pew Bertarelli OCEAN LEGACY & Antarctic and Southern Ocean Coalition


Conocí a los Gauchos del Mar (dos hermanos, Joaquin y Julian Azulay) cuando comenzaron a trabajar en su proyecto antártico, y desde el primer momento me impresionó su pasión. Ellos vienen del surf, de ese vínculo íntimo con el océano que te enfrenta con la grandeza de la Naturaleza y te enseña a respetarla. Empezaron a filmar casi por casualidad, sin imaginar que sus aventuras se transformarían en una herramienta poderosa para la conservación ambiental.


Su historia tiene un antecedente inspirador: en 2015 realizaron una expedición a pie de 53 días en Península Mitre, el extremo más austral de Tierra del Fuego. Allí, un proyecto de ley para proteger la zona llevaba más de treinta años estancado en el concejo local. Su película fue un llamado a la acción, movilizó a más de 160.000 personas y, sumando esfuerzos con el sector público, privado y organizaciones de la sociedad civil, lograron que se protegieran de manera definitiva 680.000 hectáreas de mar y 350.000 hectáreas de tierra. Esa experiencia se convirtió en el modelo que hoy quieren replicar en la Antártida, aunque en un escenario internacional mucho más complejo.


Cuando Joaquin y Julian se acercaron a mí para hablar sobre este proyecto, su motivación era muy personal: surfear y explorar la ola más austral del mundo. Pero pronto la aventura deportiva se transformó en una misión mayor. Les mostré el trabajo que hacemos para proteger el ecosistema antártico: la importancia de establecer una gran Área Marina Protegida (AMP) en la Península Antártica, de mejorar el manejo de la pesca de krill, y de entender que lo que ocurre en la Antártida repercute en el clima y los ecosistemas de todo el planeta.


En la Antártida, la base de todo el ecosistema es el krill, y el aumento de las actividades pesqueras, sumado al retroceso del hielo, al desplazamiento de hábitats y a la posible llegada de especies invasoras, pone en riesgo el delicado equilibrio de la región. Por eso, la creación de un área marina protegida es tan importante.

Durante el viaje a la Península Antártica, los Gauchos pudieron ver con sus propios ojos lo que antes solo habían escuchado de mí: glaciares derritiéndose, retroceso del hielo marino y los efectos directos del cambio climático sobre especies clave como el krill. Todas las especies en la Antártida comen krill, o dependen de otra especie que se alimenta de krill.


La expedición en velero hasta la Antártida fue para ellos intensa y exigente. Cruzar el Pasaje de Drake y enfrentar tormentas brutales puso a prueba sus límites físicos y emocionales.


En mi relación con Joaquin y Julian, pronto me convertí en uno de los protagonistas de la historia, en la película y como asesor científico. También se conectaron con Manuel Novillo, un joven investigador que estudia los peces de hielo, y su mirada ayudó a mostrar cómo todo el ecosistema gira en torno a este pequeño crustáceo.


Además de mi trabajo profesional, desde mi rol como miembro de Pugwash Argentina, todo esto es muy relevante, porque la creación de Áreas Marinas Protegidas en la Antártida contribuye a consolidar la paz en esta región. Las AMP antárticas son uno de los ejemplos más poderosos y esperanzadores de lo que la comunidad internacional puede lograr mediante gobernanza cooperativa. Surgidas del Sistema del Tratado Antártico y, en particular, de la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA), estas áreas protegidas van más allá de la conservación: son instrumentos para fortalecer la paz, fomentar la cooperación científica y demostrar que los grandes desafíos globales pueden afrontarse mediante compromiso compartido y gobernanza multilateral.


El corazón del Tratado Antártico es la paz y la ciencia: un continente dedicado a la cooperación internacional, libre de conflictos militares y de apropiaciones soberanas. Con el avance del cambio climático, la explotación de recursos y la competencia geopolítica, surgió la necesidad de extender este modelo de gobernanza al Océano Austral. Las AMP creadas bajo CCRVMA representan un nuevo capítulo, aplicando los ideales del Tratado más allá de la tierra firme hacia las aguas circundantes.


A diferencia de las áreas terrestres, que están bajo el Tratado Antártico, las marinas dependen de CCRVMA, un organismo con 27 miembros que opera por consenso. Su gestión es colectiva, basada en la ciencia y en el diálogo multilateral. Al establecerse, una AMP antártica se convierte en responsabilidad compartida de la Comisión, que supervisa su implementación y cumplimiento.


Estas áreas no solo protegen ecosistemas frágiles, sino que también fortalecen la confianza diplomática. Cada AMP requiere investigación científica internacional, diseño basado en evidencia científica y negociaciones complejas. Este proceso obliga a los países a escucharse, negociar y cooperar, generando vínculos más resilientes en un contexto global cada vez más tenso.


Además de conservar biodiversidad, estas AMP ofrecen un modelo de gobernanza oceánica global. En un mundo donde los mares fuera de jurisdicción nacional están amenazados por la sobrepesca y la explotación, la experiencia antártica demuestra que es posible gestionar recursos compartidos de manera sostenible, cooperativa y en paz.


Acompañar a los Gauchos del Mar en esta aventura y ser parte del documental ha sido un privilegio para mí. Sé que su trabajo puede generar conciencia, movilizar personas y demostrar que, cuando el deporte, el cine y la conservación se encuentran, el impacto es real. Lo que sucede en la Antártida no queda en la Antártida: nos involucra a todos.


Con el film Antarctica – Domain One, los Gauchos del Mar están llevando su mensaje a una escala global. Ya no se trata solo de surfear una ola remota, sino de inspirar la protección de uno de los últimos lugares prístinos del planeta: el Dominio 1, en la Península Antártica, a través de la creación de una gran área marina protegida.



Más información:



Estreno y entradas en Buenos Aires: click aquí!

 

Estreno y entradas en Bariloche: click aquí!




 

 



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